EN TORNO A LA GALERIA ATENAS Y LA PRIMERA EXPOSICION DE "LOS HERMANOS RODRIGO" EN ZARAGOZA
Texto para la exposición PASOS Y HUELLAS TORREON FORTEA. Zaragoza, 1997
|
|
|
Federico
Torralba Soriano
El
texto de Angel Pascual Rodrigo con el título Para uso de
cabeza
y pies en éste su catálogo de pintura es lo
suficientemente
claro y meditado, lo suficientemente explícito y personal, que
hace
innecesarios los otros textos de aquellas personas con que él,
Angel,
se ha querido arropar, quizás sin necesitarlo. Unos
párrafos
son suficientes para explicitarlo y marcar su madurez. Dice:
"Quien
se acomoda en el
culto a
la tradición puede caer en el estanque del dogmatismo. Quien se
monta al culto de la modernidad puede ser arrastrado por la
irreflexión
de la demagogia".
Y
tras comentar las
corrientes contemporáneas
continúa:
"Entre
turbulencias y
pretensiones
no es fácil hacer comprender lo que entraña la
íntegra
sencillez de nuestra pintura. La raíz de nuestro
pre-romanticismo
post-industrial".
Y concluye el texto
(glosando el
título del catálogo) del siguiente modo:
"Mientras tanto uno da un
paso tras
otro, pensando desde el primero que el siguiente puede ser el
último,
remontando desalientos y fatigas para dejar en cada huella lo mejor de
uno mismo. Quizás la dificultad sea el mejor estímulo
vital.
Merece la pena seguir ilusionando".
Pero no voy a
transformarme en comentarista
de ese texto, ni crítico del mismo; desde fuera, tienen ese
cometido.
Quiero aquí
recordar otra
cosa que sí me atañe. Cuando hace veinticinco años
un grupo de amigos fundamos la Galería Atenas (que continuaba y
ampliaba una tarea comenzada en Kalos) se acogió allí,
con
placer y sorpresa, a unos jóvenes que hacían su
primera
exposición en Zaragoza, dentro de la corriente pop.
Viéndolos
montar, en compañía del director de la galería, la
exposición, con estupenda dinámica, que resultaba
aparentemente
lúdica, pero más profunda en realidad, tendían
cuerdas,
colgaban cuadros en vivas inclinaciones y en expresivos ritmos de
alturas
y bajuras, que, magnificaban aquellas sencillas imágenes de
colores
rotundos y definida expresividad de cómic, en el ámbito
de
las salas, creí en su eficacia y disfruté mucho. Era algo
fuerte y joven que nos llegaba y se mostraba. Fue indudablemente
eficaz.
Pero ésto está ya lejos y en el recuerdo.
Lo interesante es pensar
que estos
muchachos --entonces-- iban a hermanarse en algo bien distinto. Colores
matizados y menos definidos, en sordina a veces, formas menos o nada
agresivas,
espacios amplios en vez de marcos comprensivos, no un dibujo
contundente
y explosivo, sino licuado y como disimulado, como un simple sirviente
para
disponer los espacios y modelar las formas y recrear un clima bien
distinto
de aquel de la primera exposición, de los pop; un clima
indudablemente
lírico, un lirismo gratuitamente humilde y alguna vez un tanto
conmovedor.
Y un realismo bien diferente, tierno y convencional en ocasiones que
poco
tenía que ver con el desgarramiento de antaño. Y los
formatos,
absolutamente insólitos entre nosotros. Quisiera yo saber
cómo
les llegó el ejemplo de la estética extremoriental, sobre
todo de la japonesa: ellos supieron captar que el e-maquimono, iba bien
para la narración (o la descripción) y el kakémono
para la síntesis compositiva poético pictórica.
Fueron
sus formatos alargados, apaisados (e-maqui) o estrechos y verticales
(kakémono).
Superar un cambio tan sorprendente que desconcertó sin duda. Y
todavía
es aún más desconcertante su permanencia en ese mundo
pictórico
suyo, que unía la indudable sensibilidad con una --aparente--
sencillez
y en ocasiones ofrecía toques ostensibles de exquisitez. Valga
ésto
para la labor durante años de la Hermandad Pictórica.
Pero hoy, desgajado de la
Hermandad,
¿cómo funciona Angel Pascual Rodrigo? No he visto
nada de su obra más reciente al natural. Juzgo por
fotografías
y catálogos. Veo un madurar sobre lo anterior. Un artista
pensante
que lee --sin duda-- y sabe expresarse sobre el arte y el artista. Que
juega a veces a un modo de didáctica del arte, a que en
ocasiones
no es ajena la expresión y lo surreal. Gaspar David Friedrich ya
estaba presente en la Hermandad pero ahora se hace más definido
(Sin ninguna añoranza) y curiosamente --extraña
problemática--
se plasma con el recuerdo y el hacer de Seurat (pág 15, Pasiones
y tempestades) ¡y se enlaza con el rayo de Tempestad de
Giorgione!
Y logra síntesis simples y hermosas como en Cuando el agua
no
refleja el sol. Me gustaría ver aquí juntos los dos
bastidores
de No me puedo olvidar (e-maquimono y kakémono).
Y
para completar el
personaje reproduzco
el final de su texto en Passaport
Oblidat,
catálogo de su
exposición
en la Galería Pedrona Torrens:
"Cuando el arte no pretende
ocupar
el centro de la vida su intensidad se hace más real, es entonces
cuando puede convertirse en ese pasaporte olvidado que da acceso a
mundos
casi perdidos. Sólo cuando ocupa el verdadero lugar que le
corresponde
se nos puede ofrecer como acompañante para reabrir nuestros ojos
ante esos mundos que están tan cerca y que por creerlos caducos
los tenemos tan lejos".
Creo que podemos ver a Angel
Pascual Rodrigo completo (casi) en ese otro texto suyo, estupendo.
|