ALUMBRAMIENTO
DE UN PAISAJE
Poema introito a
la
exposición
Emilio
Gastón
Humildes
navegantes
enarbolan
sus banderas de luna
Son
los
exploradores insensatos
que
se
adentran por selvas que tiritan
entre las brumas y la costa.
Un
estremecimiento de mares y colores
penetra los pinceles temerarios
descubriendo
criaturas oníricas
que explican su lección a las playas.
Pero
en el
fondo, el infinito es una fantasía de los caos,
y el universo sin el arte
Luego
desde el caldero de la naturaleza,
se cuece el arte y el paisaje de todos para todos.
Algunos se
rebelan
frente
a la niebla cultural dominante.
Heterodoxas
maneras de sentir
rompen la paz convencional
de los contempladores de cuadros
cuando descorchan los paisajes a dúo.
Los
ángeles derraman el soliloquio del desierto
con
su
mirada panorámica de pensamientos
amarillos
—todo entre voz y sombras—
Pero el
fín tiene luna,
luna errante que surca su duda metafísica
y transmite la voz de las aguas heridas
Un pecado
necesario del génesis
de toda verdadera creación.
La
cosecha de esperanza y luna
se desparrama por el pueblo
y el arte acuna y duerme sus percepciones
introito.
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